Hay encuentros que trascienden su propio programa. La II Jornada Nacional de Periodismo Deportivo “José Ángel de la Casa”, que celebraremos el próximo 11 de diciembre en el Estadio La Cartuja, en Sevilla, pertenece a esa categoría especial: un espacio donde el conocimiento dialoga con la memoria, y donde cada intervención amplía la mirada sobre nuestro deporte y quienes lo han contado con maestría. Reunir a voces tan sólidas, tan generosas en experiencia, convierte esta cita en algo más que un foro: la eleva a un territorio de gratitud y aprendizaje compartido. Nuestro cartel es, sin exagerar, un auténtico lujo.
En este marco, es imposible no detenernos en la figura que da nombre a esta edición: José Ángel de la Casa. Su voz fue brújula, compañía y emoción para varias generaciones. Hoy celebramos su legado con la serenidad que dan los años y con el reconocimiento que merece quien narró -como pocos- el latido de nuestro deporte.
Y al evocar 2010, resulta inevitable sentir un estremecimiento colectivo. Aquel año culminó un anhelo que durante décadas pareció inalcanzable. Detrás de aquel logro irrepetible están nombres que ya pertenecen a nuestra historia. Vicente del Bosque, símbolo de liderazgo sereno, de templanza y excelencia, encarna como nadie la grandeza que late en la sencillez. Su figura sigue siendo un faro para el deporte y para la vida. Y sus jugadores, una mezcla de talento, entrega y compromiso.
También es de justicia recordar a Ángel María Villar. Más allá de los errores propios de una gestión tan prolongada, su contribución a los éxitos del fútbol español es incontestable. Su etapa al frente federativo coincide con la edad dorada de nuestro deporte: campeones olímpicos, dos veces campeones de Europa, campeones del mundo, dominadores del fútbol sala y una interminable cadena de triunfos en categorías inferiores. El peso de esa herencia es indiscutible.
En esta edición, además, queremos subrayar la participación de las universidades colaboradoras —Loyola, EUSA y la Universidad de Sevilla—, cuya implicación aporta profundidad y sentido a la Jornada. Sus alumnos, auténtico epicentro de la iniciativa, son los primeros beneficiados de contar con una cita de esta envergadura: un encuentro que no se concibe para escuchar desde la distancia, sino para vivirlo, cuestionarlo y ser parte activa de él.
Hoy, al cerrar estas líneas, corresponde agradecer. A la Junta de Andalucía y a la Secretaría General para el Deporte, que creyeron desde el primer instante en esta iniciativa y la hicieron posible. Y al Estadio La Cartuja, escenario de grandes acontecimientos del deporte español, que con profesionalidad y trabajo sostenido está recuperando el pulso con el que nació: ser hogar de competiciones nacionales e internacionales de primer nivel.
Esta cita es, en esencia, un reconocimiento colectivo. Un homenaje a quienes hicieron grande nuestro deporte y a quienes, con su compromiso, contribuyen a que permanezca en la memoria de todos.